10 mayo 2012

Economía y desnutrición


Denunciando una forma de entender la economía que ya antes de la crisis pasase lo que pasase (y pasaba mucho) exigía permanentemente "flexibilidad", escribió un artículo Juan José Millás en El País (2-8-2006), acompañando una foto con un niño desnutrido ante la mirada de su madre:

“La desnutrición está gestionada por economistas del ala liberal, según los cuales los kilos regresarán a los niños cuando el Mercado funcione, de una vez por todas, en África. La experiencia, sin embargo, no dice eso. La experiencia dice que la desnutrición infantil, pese a la intervención del Mercado, no ha tenido avances significativos en los últimos 15 años. La ONU ha renunciado prácticamente al objetivo (¡fijado para 2015!) de reducir a la mitad el hambre de los niños.No sabemos qué significa reducir a la mitad el hambre de los niños, si que se muera uno cada dos minutos (ahora muere uno cada sesenta segundos) (…)Preferimos el hambre al desorden. De ahí que los organismos internacionales hagan planes a 15 o 20 años, que es como si a usted, frente a un infarto, le dan hora para el año que viene: la lentitud en la atención constituye el modo más eficaz de cronificar el problema. Uno se muere con sus enfermedades crónicas, pero no de ellas. El mercado no morirá a causa de la desnutrición de los países llamados eufemísticamente “en vías de desarrollo”, sino que se alimentará de su cronificación (…)En cualquier caso, y por si en las líneas anteriores se me hubiera deslizado algún juicio involuntario en contra del Mercado, quede claro que esta foto, publicada en septiembre, como las tres o cuatro restantes de niños con moscas aparecidas en los meses posteriores, forman parte de la cuota informativa aconsejada por el Mercado de la Información. También mi artículo, no nos equivoquemos, es un artículo de cuota. No escribiré ninguno más sobre el hambre durante el mes de agosto. Únicamente señalar que, como se ha demostrado en otros ámbitos, lo contrario de la cuota es la paridad. Pero no estamos por la labor”.

El hambre no es una disfunción inevitable, sino el resultado de un conjunto de elecciones. El artículo tenía la franqueza de reflejar las propias contradicciones en las que estamos inmersos los periodistas. 
La foto, de Miguel A.Monjas, de Wikimedia

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