24 mayo 2013

Saber contrastar

Actualmente disponemos de mucha más información que capacidad de comprensión. Por eso es necesario contrastar y relacionar

  • Los comunicadores a quien otorgamos nuestra confianza también se equivocan, tienen prejuicios o emociones.
  • La fe ciega en sus enunciados es problemática, porque nadie, ni siquiera cuando se sitúa del lado de la razón, aborda la totalidad de una realidad compleja.
  • Es más fácil masticar el suceso inmediato que las estructuras problemáticas complejas.
  • La propaganda simplifica y deforma. Sustituir la realidad por la propaganda es una forma de manipulación.
Contrastemos de verdad y extendamos el zapeo a otros medios, por ejemplo el radiofónico:
· Para enriquecernos y no volvernos dogmáticos.
· Para disentir y desentrañar mejor e ignorar menos.
· Para estar al tanto de la concentración mediática.
· Para comprobar que hay vida informativa fuera de los monotemas.
· Para no caer en un pensamiento monolítico y sedentario, y ser autocríticos.
· Para distinguir mejor la escenificación de la política.
· Para empujar a la profesión periodística a mejorar.

Una sociedad tan variada y compleja se observa mucho mejor desde la pluralidad. Contrastando se adquiere una mayor solidez argumental; observemos si lo hacen los profesionales de la comunicación. Vigilemos la carga semántica de las noticias y sus titulares. Desmitifiquemos, encontremos eufemismos, reiteraciones y masajeos. Detectemos las omisiones y sus posibles causas. Y comparemos también la selección de las fotografías publicadas, los gestos de las personas retratadas, los planos escogidos, que pueden responder a una determinada línea editorial. Todo el mundo, según el momento en el que se tome una instantánea, puede parecer más o menos amable o atractivo. En la fotografía el azar existe, pero la intencionalidad también.

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