04 enero 2007

¿Cuánto no tiene de moderado este sistema?

¿Hay algo de extremista en un modelo que tolera o incluso genera una desigualdad extrema?
Dibujo de Forges.
  1. ¿Sobre qué pilares éticos y políticos descansa un sistema que consiente que mil millones de niños y niñas no tengan acceso a derechos básicos y que seis millones mueran por hambre al año?
  2. ¿Qué sentimiento o sensación nos embarga al contemplar esta sinrazón: impotencia, costumbre, indiferencia, o hasta a veces miedo, cuando los empobrecidos tratan de buscar un futuro mejor?
  3. ¿Cómo afecta la pobreza de medio mundo a nuestra capacidad de consumir?
  4. ¿Cómo afecta nuestro consumo a esa pobreza?
  5. ¿Por qué no pedimos cuentas sobre la pobreza?
  6. ¿A quién se las pedimos?
  7. ¿Quién ataca la seguridad alimentaria?
  8. ¿A quién se le sanciona?
  9. ¿Por qué muchas veces la lucha contra la pobreza no está de actualidad?
  10. ¿De verdad se puede desde la desregulación acabar con la pobreza y los barrios de tugurios?
  11. ¿De verdad se puede acabar la pobreza sin mercado?
  12. ¿Estamos instalados en una especie de ficción en aras de la estabilidad? Si consideramos que la ayuda de los países ricos ha disminuido un 25% en los últimos 15 años, y que los países ricos destinan, proporcionalmente a su renta, la mitad de ayuda que en los años sesenta (fte. Campaña Pobreza Cero) rotundamente sí, estamos instalados en un imaginario; un mito que catapulta mentiroso el consuelo colectivo de que se va haciendo lo que buenamente se puede.

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