04 agosto 2009

EpC y violaciones

"El caso es que resulta más que probable que la EpC y las escalas de valores promocionados por el actual gobierno español algo tengan que ver en este penoso y escabroso asunto".

Su tesis entronca con la de Ricardo Benjumea, redactor jefe del semanario Alfa y Omega, editado por el Arzobispado de Madrid. El 28 de mayo escribía:

"Cuando se banaliza el sexo, se disocia de la procreación y se desvincula del matrimonio, deja de tener sentido la consideración de la violación como delito penal. Ése es el ambiente cultural en el que vivimos, y, sin embargo, la inmensa mayoría de españoles consideraría una aberración que se sacara la violación del Código Penal, aunque, a sólo cien metros, uno tuviera una farmacia donde comprar, sin receta, la pastillita que convierte las relaciones sexuales en simples actos para el gozo y el disfrute. Esa hipotética indignación es un motivo de esperanza, porque demuestra que la deshumanización de la sexualidad, que promueve el Gobierno, todavía no ha llegado a un punto de no retorno".

Saber más:
  • La iglesia habla en términos de "dictadura" del relativismo, pero no ha criticado en los mismos términos la del tradicionalismo, articulada en España en un régimen de infausto recuerdo.
  • Hablando tal vez de relativismo; el arzobispo de Pamplona, Francisco Pérez, se posicionó en octubre de 2007 en contra de la Ley de Memoria Histórica, aduciendo entre otros razonamientos que "los romanos hicieron cosas que para muchos eran buenas y para otros malas".
  • En marzo de 1978 el director de Diario de Navarra escribió un artículo en este periódico titulado "La porno" en el que se puede leer este fragmento:
"Nos estamos pasando en casi todo, perdiendo el sentido y el tino. En este país se arrasca un poco y sale conservadurismo y tradición aunque luego se vote a los descendientes de Mao. Una cosa es el ideal y otra la costumbre y el ejemplo. Así nunca tomará incremento -o excremento- la lucha de la mujer por la inmunidad del adulterio, ni el derecho al amor libre. Las mismas que piden, en cierto sentido, una oportunidad de violación, libremente aceptada, y protestan contra el atropello, y se manifiestan ante la policía porque no las protegen suficientemente en su teórica integridad virginal. Aquí no hay tampoco sexo sino política, y no pura ni de la buena..."

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