03 septiembre 2010

Izquierda y libertad

Para Andrés de Francisco, profesor de la UCM, la izquierda no debe renunciar a centralizar la reivindicación de libertad. Critico con la actitud de "buena parte" de esta tendencia ideológica ante "la falta de libertades del pueblo cubano" y "la deriva cesarista de la revolución bolivariana en Venezuela", recuerda "justificaciones del estalinismo" y cómo a su juicio se ignora "el peligro totalitario que encierran los "derechos colectivos" que nutren parte de la nueva marea nacionalista". Todo en un artículo en Claves de Razón Práctica (nº 204, en la imagen): "los límites de la izquierda".


De Francisco, autor de "Ciudadanía y democracia: un enfoque republicano" se refiere al papel de las oligarquías y los oligopolios, y observa una reducción de la libertad "en masas ingentes" de personas empobrecidas. Las cursivas son suyas:
"La libertad de los muchos es la gran víctima del proceso de globalización grancapitalista desatado en estas últimas décadas de ofensiva neoliberal". Aunque a menudo se olvide, y es penoso tener que recordarlo, si el pensamiento de la izquierda ha tenido un eje central y prioritario, éste ha sido el de la libertad. La izquierda, en efecto, tanto en su gran matriz socialdemócrata clásica como en su vertiente anarquista, no ha tenido otra utopía que la de una sociedad emancipada (...) hombres y mujeres libres, libres de la opresión y libres de la necesidad".

Para de Francisco, la consecuencia del "olvido" de la libertad por parte de la izquierda es además de "la preocupante disociación entre libertad e igualdad", "una suerte de distiribución de valores entre izquierda y derecha", por la cual "la libertad sería el principal valor de la derecha y la igualdad el de la izquierda".

Habla de la necesidad de una "igual libertad de todos" y de un "nivel suficiente de garantías frente a la enfermedad, frente a los golpes del azar y la fortuna, frente a la intromisión, la extorsión o la discriminación, etc."

Recuerda el concepto de alienación, "en el centro de la realidad cotidiana del capitalismo" para la izquierda y la desalienación o emancipación humana como centro de su utopía.

Advierte que el capitalismo "genera la ilusión de la libertad", la creencia de ser "íntegramente responsable del destino". Pero a la vez reconoce que "no todo es alienación y dominación en el capitalismo, lo cual por más que salte a la vista, tampoco suele reconocerlo el pensamiento de la izquierda". Es más, "el capitalismo genera muchos espacios de libertad real", apuntando "la evidencia histórica" de que "modernidad y capitalismo han ido de la mano y se han alimentado mutuamente".

Reivindica la "emancipación de la ignorancia", y las "dimensiones maravillosas del individualismo moderno". "El problema es el desenfreno". Reclama "responsabilidad" y "poner la ciudadano en el centro de la vida pública". Y subraya al final:

"La restricción de la libertad individual en nombre de la propia libertad es una de las paradojas centrales de la teoría política republicana". Reclama un "equilibrio" guiado por "la justicia social". Y como "hay tantos modelos de justicia como teorías de la justicia" reclama a la izquierda entrar en ese debate y optar.

Saber más: Sobre los límites de la libertad

"Mi libertad termina donde empieza la libertad de los demás. Es decir, si lo entiendo bien, que cuanto más reducida sea la libertad de los demás, mayor será la mía (...)

"conviene recordar que no menos utópica es la libertad tal como la concibe el liberalismo, que postula –contra toda evidencia histórica– la reconciliación de los intereses competitivos por medio de la acción de una mano invisible que convertiría la libertad egoísta del individuo en fuente de cohesión social". (...)

"Mi libertad termina", Augusto Klappenbach en Público (8-8-10)

La imagen, de wikipedia

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