Fragmento de un artículo de F.L Chivite en Diario de Noticias (10-11-10)
"Opinamos lo que nos favorece. Creemos lo que nos conviene creer. El
cerebro humano está organizado para desoír las verdades que le resultan
incómodas. Suena pesimista pero es así. No queremos escuchar lo que no
nos viene bien. La verdad ajena. La razón del otro. Y si por casualidad
lo escuchamos, lo olvidamos en un voleo. El cerebro humano es un
mecanismo diseñado para la concordancia. Es decir, consideramos
importante lo que corrobora nuestras opiniones y nuestros intereses
(opiniones e intereses componen, por supuesto, un íntimo trenzado), y
desconsideramos y tendemos a arrojar automáticamente a la papelera todo
lo que se opone a ellos. Esto es así la mayor parte de las veces. Pero
últimamente se está radicalizando el subjetivismo en los medios de
comunicación. La objetividad se está yendo a la mierda. Da la impresión
de que la mayoría de los medios, más que buscar la imparcialidad y la
objetividad, prefieren exacerbar el discurso para agradar a la
clientela".
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"El
mundo es una permanente fuente de conflictos. Siempre lo ha sido. Lo
nuevo en todo caso, es que ahora resulta imposible substraerse a él.
Imposible negarse a ver o alegar ignorancia. El dolor de los otros está
ahí (...) y resulta prácticamente imposible no sentirse culpable. Y no
sospechar que en cierto modo nuestro bienestar y el malestar de ellos
tiene que guardar forzosamente alguna oscura relación en la ecuación
matemática del sufrimiento universal".
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