05 abril 2011

Cuando Fernández Ordóñez pide "reformas ambiciosas" ¿reclama recortes duros?

La ambición como idea fuerza y sus cargas ideológicas
  • ¿Las reformas ambiciosas sólo pueden ir en una única dirección?
  • ¿A qué llamamos ambicioso? ¿Es un adjetivo con carga emotiva? ¿Tiene el riesgo de convertirse en un eslogan?
  • ¿Puede haber distintos modos de entender la ambición social y pública?
  • ¿Cuál será la ambición que se nos reclame en la próxima crisis?
  • ¿Cuál es la actual ambición socialdemócrata española que constituya una oferta singular?
¿Despedir más fácil para despedir menos? 

Ya en 2009 se habló de reforma del mercado laboral en España, de despedir más fácil porque se despide mucho, y se creó opinión utilizando inteligentemente un lenguaje que bajo el señuelo de la modernidad seduce:

"REFORMA AMBICIOSA": "(...) un mercado de trabajo tan anquilosado como el español necesita una reforma ambiciosa que lo libere de viejas ataduras incompatibles con una economía globalizada", se decía en un editorial de ABC. Es de cajón, si nos atenemos al calendario, que 2010 será más moderno que 2009 y 2011 que 2010, por pura cronología, pero ¿vamos a la modernidad recortando la protección social? ¿Precisamente en España?

Saber más:

  • Titular en El País (8-6-10)
"El FMI pide reformas ambiciosas en la zona euro"
  • Ambición pública versus ambición privada

El Milenium Project, iniciativa de Naciones Unidas de 2002, reclamaba “ambición” a los gobiernos para lograr los Objetivos del Milenio. Ambición es un término que se asocia más a lo privado que a lo público, a la competencia que a la colaboración: sustantivo ligado al deporte, al trabajo, al poder o al beneficio económico, pero no a prevenir la exclusión o a fomentar la equidad y las oportunidades. Cuando se habla de cooperación no se piensa tanto en derecho o ambición social, sino en generosidad.

  • "Pisos" Rosa Montero en El País (5-4-11)

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