29 septiembre 2015

Palabras cruzadas de la campaña catalana





Plebiscito. El carácter plebiscitario de las elecciones terminó siendo asumido por la totalidad de las formaciones que han obtenido representación. Un éxito estratégico del soberanismo con digestión pesada. Más allá de la interpretación del hipotético sentido del voto de quienes confiaron en Catalunya Sí que es Pot, el apoyo del soberanismo es posiblemente mayor del 50%, pero inferior a lo deseable en términos de cohesión.

Unidad. Casi todo el mundo ha hablado implícita o explícitamente de unión. Junts pel Sí, la Candidatura d´Unitat Popular (CUP), Unió, Ciudadanos y su "Cataluña para todos", el PSC y su llamada a "una Espanya diferent".

Nación. Dos relatos en principio antitéticos: Catalunya es una nación. España es una nación. El primero defendido por sectores de la sociedad más allá del independentismo. ¿A estas alturas construcciones del tipo comunidad nacional servirían al soberanismo?

Democracia. Dos formas de concebir la democracia en conflicto. La voluntad popular catalana frente a la Constitución de 1978. En teoría si la demanda independentista subiera al 90% tampoco constitucionalmente sería suficiente. Se pueden consignar aquí las reiteradas insinuaciones insidiosas que acusan al soberanismo de totalitario, o de la existencia de paralelismos con el nazismo, fascismo o estalinismo y que tanta desafección provocan.

Poder (infinitivo). Debate consiguiente de legitimidades y capacidades. Si legalmente se puede o no abordar un proceso de independencia. Y si económicamente resulta sostenible. La campaña que giraba sobre la independencia ha permitido un debate, mejor o peor llevado, sobre la factibilidad de una separación. Toda una novedad. La marca Catalunya Sí que es Pot, que llevaba el verbo incluido ha sufrido un muy discreto resultado, porque se ha percibido indefinida y que no hacía honor a su nombre.

Negociación. Desde Romeva emplazando hace días a una negociación tras un buen resultado, a los intentos de Iceta, bailes aparte, de fijar un terreno de negociación sobre un federalismo de apariencia estrecho.  Pasando por el intento reciente del PP de sacudirse la merecida etiqueta de inmovilista, hasta la búsqueda estratégica de una centralidad por parte de Ciudadanos. Casi todo nos remite a una futura negociación. Eso sí, tremendamente complicada.

Dibujo, de archivo, de Carlos Patiño.

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