14 diciembre 2015

Tourmalet




La campaña electoral es como un final en alto del Tour, serpiente multicolor incluida. Entre los puertos míticos de la carrera francesa está el Tourmalet, cuya dureza pone a prueba la preparación de los corredores. Lo mismo que esta campaña, que más allá del estruendo propagandístico, proporciona valiosa información a medida que algunos cabezas de lista flaquean. Y es que el marketing no lo es todo, aunque recubra casi todo, cuando la distancia entre forma y fondo se hace evidente. Un ejemplo: Pedro Sánchez. Sin el pinganillo del argumentario resopla y pierde la cadencia. Su “derrota es la del marketing vacío” ha tuiteado Máximo Pradera, aquel que fue presentador de Lo + Plus. Yo no me atrevería a tanto, porque para empezar aún no ha llegado el 20-D, pero sí parece que el candidato del PSOE se defiende en el llano pero se muestra muy vulnerable en las rampas. Como le pasó a Gorospe en aquella fatídica etapa en Serranillos, si no sale victorioso del debate con Rajoy  que no es Hinault precisamente la losa le puede acompañar el resto de su carrera. 

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