07 febrero 2017

Fallece Tzevetan Todorov


Muy mal ha comenzado el año para el pensamiento contemporáneo, primero con la muerte de Zygmunt Bauman y ahora de Tzevetan Todorov. Sirvan estas cuatro notas de recuerdo.



1. En octubre de 2008, este premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales distinguió en su discurso de aceptación entre civilización y barbarie:


"Por cómo percibimos y acogemos a los otros, a los diferentes, se puede medir nuestro grado de barbarie o de civilización. Los bárbaros son los que consideran que los otros, porque no se parecen a ellos, pertenecen a una humanidad inferior y merecen ser tratados con desprecio o condescendencia. Ser civilizado no significa haber cursado estudios superiores o haber leído muchos libros, o poseer una gran sabiduría: todos sabemos que ciertos individuos de esas características fueron capaces de cometer actos de absoluta perfecta barbarie. Ser civilizado significa ser capaz de reconocer plenamente la humanidad de los otros, aunque tengan rostros y hábitos distintos a los nuestros; saber ponerse en su lugar y mirarnos a nosotros mismos como desde fuera. Nadie es definitivamente bárbaro o civilizado y cada cual es responsable de sus actos. Pero nosotros, que hoy recibimos este gran honor, tenemos la responsabilidad de dar un paso hacia un poco más de civilización".

Ver discurso completo en youtube

2. También en octubre de 2008 apareció publicado su libro El miedo a los bárbaros, editado por Galaxia Gutenberg Círculo de Lectores). Para un diálogo "eficaz", según Todorov, debe haber dos requisitos:

"debe reconocer que las voces implicadas en el intercambio son diferentes, y no partir del presupuesto de que una de ellas constituye la norma, mientras que la otra se explica como desviación, o retraso o mala fe".

El segundo, ponerse de de acuerdo "sobre la naturaleza de los argumentos que se admiten y sobre la posibilidad de buscar juntos la verdad y la justicia".


3. En enero de 2012 fue  entrevistado en La Vanguardia (18-1-12), y dejó estas dos frases:


"El poder político ya no decide nada serio. El poder real está en esas mismas manos que orientan la marcha de los mercados (...)"

"ese fundamentalismo ultraliberal engaña, porque, en el fondo, no quiere la neutralidad del Estado, sino que el Estado intervenga a su favor cuando lo necesiten".


4. En 2012 publicó un artículo en El País (11-9-12)sobre la "fascinación" que provocan las guerras. Este es un fragmento: 

"En su gran mayoría, los medios de comunicación no se conforman con representar la guerra, sino que la glorifican; escogen su bando y participan en el esfuerzo bélico. La verdad es que la guerra despierta fascinación casi siempre, quizá porque representa el ejemplo supremo de una situación en la que, en nombre de un ideal superior, estamos dispuestos a arriesgar lo más preciado que tenemos, la vida. A ello se añade la admiración que sienten los espíritus contemplativos por los hombres de acción, a los que se apresuran a convertir en símbolos, y también la atracción que ejerce la violencia, el placer que experimentamos cuando vemos destrucciones, matanzas, torturas. El encanto de la guerra procede asimismo de que es una situación simple, en la que es fácil elegir: el bien se opone al mal, los nuestros a los otros, las víctimas a los verdugos. Si antes el individuo podía pensar que su vida era inútil o caótica, en la guerra adquiere cierta gravedad. De pronto, ya no nos preocupamos por cuestionar la realidad que se esconde detrás de las palabras. ¿Acaso la revolución es necesariamente buena, sea cual sea el resultado? Y en cuanto a la lucha por la libertad, ¿no corre peligro de encubrir un simple deseo de poder? ¿Basta con hablar de derechos humanos, una denominación no controlada, para convertirse en su paladín?"


La imagen, de Wikipedia 

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