12 agosto 2017

Refugiados

Artículo en Diario de Noticias (10-8-17)
Mueren huyendo. En el mismo mar, con la misma luz, a la mismas horas en las que nosotros veraneamos, descansamos y buscamos ser felices.Mueren sin entrada y mueren sin salidas. Les llamamos refugiados, pero son solo aspirantes; una parte, obligada a lanzarse a un mar que ya es un moridero. Según la RAE, refugio es sinónimo de amparo. Y desamparar equivale a abandonar, dejar sin favor a alguien o algo que lo pide o necesita. Los diccionarios descubren nuestras vergüenzas, porque llaman a las cosas por su nombre, aunque a veces también las camuflen. Más allá de definiciones, la obstinada falta de acogida por parte de la Unión Europea, con solapado protagonismo del Gobierno español, nos retrata como generación. Esa impúdica desprotección a los derechos de miles de personas revela además un flagrante incumplimiento de los propios compromisos. Y una falta escandalosa de voluntad del Gobierno central, que bajo la coartada de una perversa sensatez, se olvida de sus responsabilidades públicas y de los derechos humanos que están en juego, y confía que por miedo, indiferencia, o preocupaciones múltiples la sociedad haga lo propio. 

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